El título de este blog (esa niña que vive dentro de mí) de pronto, ha cobrado doble sentido.  Es más, se puede decir que ha cobrado sentido literal (hasta ahora figurado).  

Mantener el nombre con el que abrí este blog, ahora me resulta enrevesado, complejo, redundante...

A lo mejor debo cambiarlo (cuando se me ocurra otro título que defina la esencia de este blog)...  A lo mejor debo abrir otro blog -dedicado a la niña literal que vive ahora dentro de mí y a mi dulce experiencia con respecto a ella- y continuar manteniendo éste como hasta ahora, dedicado únicamente a la niña que un día fui.

A lo mejor doy con la manera de que, a pesar de la aparente confusión en cuanto a expresión, las historias de ambas niñas puedan coexistir en este espacio: esa niña figurada que vive dentro de mi, en mi recuerdo, sensaciones y emociones... y esa niña literal que crece día tras día dentro de mí, semana tras semana; que durante unos meses va a habitar mi interior para después aterrizar en este mundo, en el que estaré cobijándola y acompañándola de otra forma, fuera del calor de mi vientre.

Pero debo hacer distinciones entre ambas niñas, para que aquí quede del todo claro...

Para empezar, hoy voy a crear una nueva etiqueta y pestaña: así que además de "la niña" y de "la mujer", bienvenidos todos a este nuevo apartado que inauguro aquí: apartado que -además de otras muchas cosas- estoy segura que también me ayudará a gestionar mi contacto con la niña que fui un día, acompañándome y guiándome cual satélite hacia la "madurez".  Un apartado de mi vida donde ambas, "la niña que fui" y "la mujer que soy", se revolverán, cobrarán vida y protagonismo -cada una a su manera- aunque intuyo que será "la mujer" la que terminará por llevar las riendas...

En definitiva, un apartado que marcará un "antes y un después"...  decisivo para mí, vital y emocionante, cuyo título va a ser - y ya es- "LA MAMÁ".